Suicidio en centro del Sename
Señor director:
El sentimiento de injusticia que experimentamos ante la muerte cuando ella ocurre en plena adolescencia se acrecienta y provoca un especial dolor cuando es el propio joven quien se ha quitado la vida.
Podemos comprender bien el sentimiento que experimenta la familia y cuán difícil resulta aceptar y hacer el duelo. Es el dolor que como Sename hemos sentido con la muerte de cuatro adolescentes que se han quitado la vida mientras permanecían privados de libertad. Un sentimiento que nos enfrenta al sentido de una tarea que, siendo la de rehabilitar y ofrecer oportunidades de un sano desarrollo, demanda proteger la vida de quienes están a nuestro cuidado. Ello ha sido motivo permanente de preocupación y es también lo que nos hace pedir que la privación de libertad sea el último recurso.
Un estudio de la U. de Chile (2005) reveló que un 23% de la población que se encuentra en centros cerrados presenta riesgos suicidas, lo que ha impulsado a nuestros equipos a realizar un fuerte trabajo de prevención. Si consideramos que son más de siete mil los adolescentes que han ingresado a centros privativos de libertad -en los 23 meses de instalada la nueva ley penal juvenil-, podemos ver que los equipos de Sename han realizado un trabajo importante, dando apoyo e impidiendo, en un gran número de casos, que se lleve a cabo un suicidio.
Con todo, saber que en cuatro oportunidades no tuvimos éxito, nos empuja a acrecentar los esfuerzos para que nuestra judicatura privilegie el medio libre y no la privación de libertad.
Fanny Pollarolo
Jefa del Departamento de Derechos Juveniles del Senam
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