Gonzalo Durán y Marco Kremerman,
Economistas Fundación SOL
"En resumen, el experimento chileno no está dando el ancho y sólo está permitiendo que las personas en extrema pobreza pasen a ser pobres. No basta con la entrega de bonos y subsidios (que sólo deben corresponder a medidas paliativas y transitorias) que tanto los gobiernos anteriores como la actual administración han hecho sus políticas favoritas. La pobreza no sólo se reduce a precariedad material, sino que a la dificultad real para que una persona lleve a cabo la vida que desea (en línea con el “enfoque de las capacidades” del premio Nobel de Economía Amartya Sen). No es suficiente que las personas puedan comprar o acceder a más bienes y servicios, sino que también puedan desplegar sus capacidades y tener tiempo y condiciones ambientales y de salud básicas para ser ciudadanos, compartir con la familia y disfrutar de la vida y la naturaleza.
Los desafíos con urgencia inmediata (y por ello es tan importante actualizar la línea de la pobreza), es que los chilenos y chilenas puedan acceder a empleos de calidad, elaboremos una nueva estrategia de desarrollo con profundos cambios en la matriz productiva, se dote de mayor poder a los trabajadores para que los frutos del crecimiento no sólo se concentre en unos pocos y se liberen las instituciones (sistema tributario y educativo por dar un par de ejemplos) de la captura de la elite chilena, la misma que se agrupó en bloque para que no subiera el salario mínimo y que sigue condenando a personas que trabajan 45 horas a la semana a ser pobres.
Misma elite que prefiere colocar los esfuerzos en la caridad (extrema pobreza) y no en la justicia (bienestar y autonomía para todos). Elite que ha dominado el país en los últimos 40 años, sin contrapeso y resguardada por un duopolio político que ha sido funcional a estos objetivos y que hoy día juegan a la teoría del empate en vez de pensar en un proyecto país."
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