jueves, 30 de octubre de 2008

Gran mentira de una mujer tuvo 110 días presos a dos chicos del Mapocho


J orge Valdés tiene 19 años, pero dice que su vida comenzó de nuevo hace dos, cuando la artista plástica Loreto Ferrada lo adoptó y se lo llevó a vivir a su casa. Antes de eso, malvivía en una caleta del río Mapocho con otros jóvenes que, como él, no tenían padres ni madres, y si los tenían, estaban inexorablemente ausentes, que viene a ser lo mismo. Sólo tenían al río. En esa vida, Jorge conoció a Paul, que ahora tiene 14, pero que también tuvo la fortuna de que existiera una mujer que quisiera convertirse en su madre putativa. Ella se llama Pía Salas y es actriz.

Pero la madrugada del jueves 10 de julio, todas estas esperanzas de una vida mejor estuvieron a punto de irse a pique. Aquella noche, una mujer de nombre Gladys Flores de 28 años y que trabajaba como garzona en un restorán de Calle del Arzobispo, se presentó a una comisaría de Carabineros y presentó una denuncia. La mujer dijo que, saliendo de su trabajo a eso de la 1 de la madrugada, y cuando atravesaba el puente del Arzobispo, unos desconocidos la asaltaron, le robaron el celular, y luego la bajaron a la fuerza al lecho del río Mapocho. Uno de ellos (que resultaría ser Paul, repetimos, de 14 años) la violó.

Carabineros rápidamente dio con Paul y le sacó una declaración de culpabilidad, aunque siempre dijo “sí, tuve sexo con ella”. Y luego atraparon a Jorge que, según la mujer, fue quien le había robado el celular. En el tribunal fueron formalizados por violación y robo con violencia y se decretaron sendas prisiones preventivas. Paul fue encerrado en un centro del Sename y Jorge en una celda de Santiago 1 por 110 días. En todo ese tiempo, Pía y Loreto investigaron.

“Porque nunca dudamos de sus inocencias, nunca”, dice Loreto. “Hace dos años que Jorge convive con mis cuatro hijos, los dejo solos con él y él se porta impecable. Así que nunca me cuajó la historia. Sobre todo después de hablar con Jorge y saber su versión”.

Loreto y Pía no debieron escarbar mucho para enterarse que la versión de los muchachos era cierta. “Hablamos con gente del restorán donde esta mujer trabajaba, con la que estaciona autos, los del almacén, comerciantes del puente, en fin. Pero resulta que nadie quería hablar ante el tribunal porque tenían miedo de que los echaran de su trabajo”, cuenta Pía.

“Tenía miedo”
Los testigos declararon a la fuerza. Felipe Marín, profesor de la Clínica de Justicia de la UDP y que defiende a Jorge, le entregó los nuevos antecedentes a la fiscal Lorena Parra. La fiscal los llamó a declarar a todos. La denuncia de Gladys Flores se desmoronó a pedazos.

Los del restorán dijeron que aquella noche Gladys estaba tomando cerveza y comiendo una chorrillana con Paul, porque se conocían. Pía había llevado a almorzar al muchacho varias veces. Cerca de las 23 horas, el administrador le dijo a Paul que debía irse porque ya cerraban. Salió, pero al poco andar lo atajó Gladys. Minutos después, ambos fueron a comprar unas cervezas y se dirigieron al puente.

“La mujer quería bajar al río, quería conocer el lugar donde vivía Paul”, cuenta Marín. Lo que se condice con lo dicho por varios testigos que declararon nunca haber visto algo parecido a un forcejeo. Todo fue con pleno consentimiento, aunque ambos estaban visiblemente bebidos.

En algún momento llegó Jorge porque quería saludar a sus amigos del río, pero se topó con una escena que describió como de “pololeo”. Para no interrumpir, subió. Algunos minutos después regresó y vio que Paul conversaba distendidamente con una mujer. En cierto instante, Jorge le pidió prestado el celular y se lo devolvió al poco rato. La mujer, finalmente, se marchó.

La fiscal, por supuesto, también llamó a declarar a Gladys. Marín, con la carpeta investigativa en mano, citó la nueva versión de la mujer ayer en el 8° Juzgado de Garantía, segundos antes de que sobreseyeran definitivamente la causa: “Tenía miedo de mi pareja. Él es muy celoso y tenía miedo de que me pegara. Quiero pedir disculpas por no haber contado la verdad. Quiero que todo esto termine”.

“Resulta que esta mujer de 28 años abusó de Paul, que tiene 14”, razona Pía. “Y Jorge pasó tres meses preso por un celular que devolvió”, agrega Loreto. “Pero estamos felices. Jorge está aquí con nosotras y Paul está a salvo. Nos conformamos con que el mundo sepa que nuestros niños son inocentes, no buscamos castigo para ella”. Eso lo dijeron las dos.

Fuente. lun.cl. La nota es del periodista Juan Morales M.

2 comentarios:

CARLOS MADARIAGA LAZCANO dijo...

mmm, lo lei en el diario. Sería bueno averiguar que pasó en la audiencia y cual fue el argumento para la prisón preventiva y la internación provisoria ( ojo, el periodista dice que ambos se fuerona prision preventiva.., es un detalle, pero el lenguaje construye realidades...)

Metal Guru dijo...

con un sistema penal adolescente que se diferencia tan mínimamente del adulto, no es raro que los periodistas usen ambos términos como sinónimos. en este caso, la realidad se parece mucho, y el lenguaje opera más bien como compensación para el hecho de que no haya una diferencia real.