El gran peligro de todo aquel que se dedica al estudio del Derecho penal o procesal penal es que le suceda lo que al fabricante de guillotinas: que se enamore del brillo de la madera, del peso exacto y del pulido de la hoja mortal, del ajuste de los mecanismos, del susurro filoso que precede a la muerte y finalmente olvide que alguien ha perdido su cabeza. Además, la historia nos ha enseñado que esa guillotina, de la que quizá nos hemos enamorado, ha asesinado a muchos de los ciudadanos que lucharon por las ideas que trata de explicar este libro."
(Alberto Binder, Introducción al Derecho Procesal Penal, AD-Hoc, Buenos Aires, 2ª ed.)
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