Estudio del Ministerio de Justicia analizó más de mil internos de 7
cárceles: "Suponemos que cuando entran a prisión, ya vienen
enfermos", dice el autor de la investigación.
Por:
Patricio Meza S.
"Yo tenía la idea de que el
sistema penal podía producir trastornos mentales o aumentarlos, pero ahora no
estoy tan seguro", dice el psiquiatra alemán Adrian Mundt.
Con diez años de estudios en
posdoctorado, el académico recorrió Europa, Asia y África antes de recalar en
Chile en abril del 2012 con la decisión de estudiar la prevalencia de
trastornos mentales en las cárceles nacionales. Según las últimas cifras, en nuestro
país hay 305 presos por cada 100 mil habitantes, la tasa más alta de Sudamérica
y más del doble del promedio mundial.
Fue así como Mundt se encontró con un
estudio licitado por el Ministerio de Justicia e iniciado el 2007 por Rubén
Alvarado, quien lo invitó a sumarse a la investigación para analizar los datos.
Aunque el trabajo inicialmente era para uso interno, fue el propio Mundt quien
pidió a la entonces subsecretaria y actual ministra Patricia Pérez publicar los
resultados.
El estudio, el primero en su tipo en
Chile, analizó a 1.008 internos en siete cárceles. Es la investigación más
grande y sistemática de este tema en un país no desarrollado y la primera que
compara prevalencia de trastornos de reclusos con la de población general
usando un mismo instrumento: una entrevista validada por la Organización
Mundial de la Salud (OMS) llamada CIDI (Composite International Diagnostic
Interview).
Adolescentes en centros del Sename: más del
80% tiene al menos un trastorno psiquiátrico
Más luces sobre la salud mental y la
delincuencia en Chile entrega otra investigación, que analizó los trastornos
psiquiátricos en la población adolescente delictual.
Se trata de 456 menores -de entre 14 a 18 años- que cumplen condena en centros del Sename, y que fueron entrevistados hasta enero pasado en 28 centros del país, como parte de la primera etapa de un estudio aún en curso.
Las cifras son decidoras.
El 85,7% de la muestra tiene al menos un trastorno psiquiátrico, "lo que es muy alto comparado con lo que uno podría encontrar en la población infanto-juvenil en general, que llega al 25%", afirma el psiquiatra Jorge Gaete, autor del estudio. Es decir, en los jóvenes infractores la prevalencia es más del triple que en la población de su edad.
El también director de la Escuela de Psicología de la Universidad de los Andes afirma que "otro elemento importante es que la gran mayoría de los trastornos están relacionados con el consumo de sustancias". Destaca la dependencia a la marihuana (49,34%), y la dependencia al alcohol (26,54%). "Vemos que cuando consumen sustancias tienden a generar una dependencia rápidamente. Y ese es un perfil distinto al de la población en general", explica.
Otro punto investigado son los trastornos por déficit atencional, los que tienen una frecuencia de 25,44%, mientras que los afectivos (como depresión mayor) tienen una prevalencia de 20,61%.
Futuras etapas permitirán mostrar "si por ejemplo las patologías son más frecuentes o intensas en quienes están encerrados, y ver si por eso también se involucran en situaciones más complicadas", dice Gaete, quien explica que las entrevistas se realizaron a menores en régimen cerrado, semicerrado y abierto. "Teníamos incluso casos de autores de violación con homicidio", cuenta.
Y agrega que el panorama con que se encontraron da cuenta de la necesidad de que, dentro del sistema, estos menores "sean evaluados de forma periódica, para poder tratarlos".
"Por sus edades deberían estar cubiertos por el AUGE, pero no es el caso. Por una parte no estamos pesquisando (las enfermedades), por lo que tampoco los derivamos (para tratarlas). Y además, ellos son muy reacios a la ayuda".
Se trata de 456 menores -de entre 14 a 18 años- que cumplen condena en centros del Sename, y que fueron entrevistados hasta enero pasado en 28 centros del país, como parte de la primera etapa de un estudio aún en curso.
Las cifras son decidoras.
El 85,7% de la muestra tiene al menos un trastorno psiquiátrico, "lo que es muy alto comparado con lo que uno podría encontrar en la población infanto-juvenil en general, que llega al 25%", afirma el psiquiatra Jorge Gaete, autor del estudio. Es decir, en los jóvenes infractores la prevalencia es más del triple que en la población de su edad.
El también director de la Escuela de Psicología de la Universidad de los Andes afirma que "otro elemento importante es que la gran mayoría de los trastornos están relacionados con el consumo de sustancias". Destaca la dependencia a la marihuana (49,34%), y la dependencia al alcohol (26,54%). "Vemos que cuando consumen sustancias tienden a generar una dependencia rápidamente. Y ese es un perfil distinto al de la población en general", explica.
Otro punto investigado son los trastornos por déficit atencional, los que tienen una frecuencia de 25,44%, mientras que los afectivos (como depresión mayor) tienen una prevalencia de 20,61%.
Futuras etapas permitirán mostrar "si por ejemplo las patologías son más frecuentes o intensas en quienes están encerrados, y ver si por eso también se involucran en situaciones más complicadas", dice Gaete, quien explica que las entrevistas se realizaron a menores en régimen cerrado, semicerrado y abierto. "Teníamos incluso casos de autores de violación con homicidio", cuenta.
Y agrega que el panorama con que se encontraron da cuenta de la necesidad de que, dentro del sistema, estos menores "sean evaluados de forma periódica, para poder tratarlos".
"Por sus edades deberían estar cubiertos por el AUGE, pero no es el caso. Por una parte no estamos pesquisando (las enfermedades), por lo que tampoco los derivamos (para tratarlas). Y además, ellos son muy reacios a la ayuda".
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