miércoles, 27 de agosto de 2008

Estudio de UNICEF revela opinión de los niños sobre la forma en que sus padres los crían

Soledad Larraín debe ser quizá la principal (o una de los dos o tres) experta nacional en el tema infancia y buen trato. Es consultora de UNICEF y acaba de dar a conocer hoy un importante estudio, "La voz de los niños, niñas y adolescentes: “Lo que más le importa a mis padres”. Va la nota de prensa de UNICEF:


“Lo que más le importa a mis padres” es el nombre del estudio presentado esta mañana por UNICEF, en el cual se abordan las normas y reglas utilizadas por los padres en la crianza y formación de sus hijos. Los principales resultados fueron dados a conocer por Egidio Crotti, Representante de UNICEF para Chile; Soledad Larraín, Consultora de UNICEF; y Andres Varas, gerente general de Criteria Research.

De acuerdo al estudio, la mayoría de los niños vive con ambos padres, las horas del día que más comparten con ellos es en la mañana y en la noche, y prácticamente todos califican positivamente la relación padre-hijo.

Señalan que a sus padres lo que más les importa es que se saquen buenas notas y que colaboren con el orden doméstico. Esto se traduce en que ambos temas ocupan un lugar destacado en las conversaciones que tienen padres e hijos, pasando a segundo plano temas relevantes, especialmente para los adolescentes, como el consumo de alcohol y drogas y aquellos referidos a la sexualidad. En relación a este último es donde los adolescentes perciben mayores dificultades de los padres para abordar estos temas.

El rendimiento escolar se transforma en la principal fuente de gratificación y castigo para los niños. En definitiva, perciben que “sacarse buenas notas” es lo que más les importa a sus padres y para los hijos el tema se transforma en un fin en si mismo. Son las notas la fuente de premios y castigos, lo que les genera sentimientos de orgullo y culpabilidad.

En relación con el orden doméstico se da la misma relación semeja. Se acatan las normas, pero no perciben que se les trasmitan un sentido asociado a ellas, sólo el de “aliviar” a los padres cansados.

Vinculado al rendimiento escolar, los niños y niñas cuentan que sus padres dicen que les importa el esfuerzo que ellos hacen para que les vaya bien en los estudios, aunque finalmente sólo valoran el resultado.

De acuerdo al estudio, niños y adultos difieren en la valoración que tiene el rendimiento escolar en sus vidas. Los niños perciben que sus padres asocian las buenas notas a la posibilidad de que los hijos sean mejores que ellos y “sean alguien en la vida”; los niños en cambio confiesan que estudian sólo para dejar tranquilos a sus padres y no ven el estudio como una posibilidad de adquirir nuevos conocimientos y de aprender.

Las motivaciones utilizadas por los padres para el logro académico son percibidas por los niños y niñas como algo ajeno y lejano en el tiempo. No hay una valoración, por parte de los adultos, de las conductas del presente “del aquí y ahora”, sino de un proyecto futuro de los padres. Hay un cuestionamiento relativo de este discurso al percibir la “infelicidad” de sus padres.

Los niños y niñas han interiorizado el discurso social y familiar en relación a las expectativas futuras. Para ellos “ser alguien en la vida” es ser profesionales, trabajar y triunfar; formar una familia y ser buena persona; aparecen como prioridades poco relevantes. También aparecen cambios culturales importantes en relación al género. Las mujeres tienen como principal expectativa en la vida ser profesionales, mientras que formar una familia aparece como una de las últimas prioridades.

La obtención de una profesión es relevante para los niños y niñas de los colegios municipales, mientras que para los de colegios particulares lo es el trabajo, triunfar y ser independiente.

Aunque las formas de crianza son estructuralmente similares en Santiago, Temuco y zonas rurales de la Región de La Araucanía, en estas últimas se aprecian normas de relación más tradicionales, valorándose más el respeto hacia los mayores y el cumplimiento de responsabilidades.

El estudio se aplicó en Santiago, Temuco y zonas rurales de la Región de La Araucanía y contó de una fase cuantitativa, en la que se encuestó a 2.942 niños y adolescentes de establecimientos educacionales municipalizados, particulares subvencionados y particulares pagados, y otra cualitativa en que se entrevistó en profundidad a 24 niños y adolescentes.


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