lunes, 28 de diciembre de 2009

Trabajo intercultural de Equipo de Fundacion Tierra de Esperanza en Centro Privativo de Chol Chol.

Son cerca de las 10 de la mañana y la Machi, Margarita Alecoy, abre su consulta. Su primer paciente es un joven que asiste a control, ya que ha sido diagnosticado con depresión a través de la lectura de su orina, y que ella ha estado tratando durante tres meses con hierbas medicinales. La machi comienza una rogativa, donde pide a Dios (Chau) que guíe a este joven por el buen camino. En la pared de la sala cuelgan varios dibujos que explican ciertas nociones de la cosmovisión mapuche, como por ejemplo, que el concepto de persona está compuesto por la mente, las emociones, el espíritu y el cuerpo.

Esta escena, que parece sacada del mundo rural, tiene dos características que la hacen especial. Primero, que ocurre en el Centro Privativo de Libertad de Cholchol, en la región de la Araucanía y segundo, que el joven al que Margarita atiende es, como ella dice, “chileno”. Hace más de un año que esta machi es parte del equipo de rehabilitación de drogas que trabaja en este centro, llegando a ser un referente de la mirada intercultural que la fundación Tierra de Esperanza ha estado desarrollando. Una vez a la semana, Margarita viene desde la comunidad Lancha los Boldos, camino a Nueva Imperial, para atender a un grupo de jóvenes que son parte de este programa. Nos cuenta con orgullo que los jóvenes la respetan y que ya ha “sanado” a cuatro mapuches que recuperaron su libertad y que no han vuelto más, lo que demuestra que la reincidencia no tiene porqué ser una constante.

La participación de Margarita en el programa, no solo ofrece a los jóvenes del Centro la posibilidad de apoyarse en la medicina étnica, sino sobretodo establece una colaboración intercultural entre los profesionales del equipo y la machi. Es así como se desarrolla un trabajo en conjunto con ella y los psicólogos, asistentes sociales, psicoeducadores y el psiquiatra, logrando restablecer elementos tradicionales del pueblo indígena para aportar en la rehabilitación de estos jóvenes.

Daniel, este muchacho que se está atendiendo con la machi, nos cuenta que se ha sentido mucho mejor desde que empezó su tratamiento apoyado en la medicina mapuche y que ha sido una experiencia interesante para comprender la visión de esta cultura ancestral e incorporarla como una forma de vida. Para Margarita también es gratificante poder aportar en la rehabilitación de los jóvenes y nos explica que ella les pide que “...primero limpien su corazón”. “Cuando se me acercan, yo les digo que lo piensen bien, que lo mediten porque no los voy a atender de inmediato, quiero hacerlos reflexionar. Luego, en un par de semanas los voy a ver y les hago el estudio de orina.”- dice.

Margarita lleva más de 12 años de experiencia como Machi, un oficio que le fue entregado a través del sueño. A sus ocho años se le presentó el espíritu de su bisabuela y comenzó a mostrarle recetas para los remedios. Hoy, recibe pacientes que viajan desde Concepción, Rancagua, Santiago y Argentina; todos confiados en encontrar la sanación a través de su sabiduría.


En este suelo habitan las estrellas
En este cielo canta el agua
de la imaginación
Más allá de las nubes que surgen
de estas aguas y estos suelos
nos sueñan los antepasados
Su espíritu -- dicen-- es la luna llena
El silencio su corazón que late.

Elicura Chihuailaf

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