lunes, 11 de abril de 2011

Mi Columna en El Post: Quebec en el horizonte


He pasado una gran semana rodeado de expertos en justicia juvenil de catorce países, que venían desde el mundo público, académico o de ejecución de programas. El seminario internacional más importante en su especialidad en los últimos quince años en Chile, fue organizado por la Universidad de La Frontera y se inscribe en un proyecto de investigación financiado por el Fondef, del cual soy investigador asociado.

Desde hace unos diez años, cuando comenzó la alianza entre el equipo de canadiense y el que es dirigido por Ricardo Pérez-Luco, se instaló en la comunidad especializada nacional la idea de que el sistema de Quebec era un referente a alcanzar, con el que contrastar nuestro sistema en construcción. Fue, por lo mismo, muy fortalecedor escuchar decir a Chris Baird, quien lleva casi dos décadas en la dirección de una prestigiosa institución estadounidense en justicia, infancia y juventud, decir que “Quebec era el óptimo, el horizonte a alcanzar también por ellos.”

Cuatro grandes aprendizajes de estos días:

1. La relevancia de investigaciones académicas continuas, permanentes y cercanas a los programas, de modo que les nutran y orienten. Kerry Baker, investigadora de Oxford es emblemática en este punto: Me contaba que 2 días de la semana los pasaba en los claustros oxonienses, 1 o 2 días en Londres y 1 o 2 días visitando programas.

2. El amplio consenso en terminar con los “tincómetros”, con el “ojímetro” en políticas de reinserción. En esta línea se inscribe el trabajo de la UFRO de validar en Chile un sistema de evaluación diferenciada, en sintonía con el modelo de Quebec, pero aprendiendo de primera fuente, de la experiencia madrileña del IGI elaborado por el equipo del carismático José Luis Graña y Vicente Garrido por encargo de la Agencia de Madrid para la Reinserción del menor; del ASSET, implementado por el Home Office y en cuya puesta en marcha ha colaborado K Baker; y del JAIS, del equipo del NCCD. Lo que no se mide, no mejora. Y aquí hay mucho que mejorar aún.

3. La necesidad de fortalecer y formalizar las coordinaciones inter agencias. El gran déficit nacional, en mi opinión, es la incoherencia sistémica. Que se expresa desde la ausencia de estadísticas consolidadas inter instituciones, hasta las contradicciones en los objetivos de algunas instituciones públicas.

4. Finalmente, el convencimiento que la política criminal nunca puede reemplazar a la política social. De ahí que la ausencia de una ley de protección de derechos de la infancia se haga tan patente entre nosotros. Pero, es una obviedad pero hay que decirla, no cualquier ley de protección va a mejorar sustantivamente los derechos de los niños en Chile. Ese es otro debate. Esa es otra columna.


Créditos: Foto Anil Kumar Flickr © creative commons

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